lunes, 24 de octubre de 2016

" Dadme un caballo y peso y lo convertiré en una tortuga ".

1.Introducción a las Tablas de Valores


El neófito que, sin ninguna información previa, se acerca un buen día a contemplar las evoluciones de un pura sangre en un Hipódromo, probablemente, se preguntará al ver el programa de la jornada porqué en una misma carrera cada caballo porta un peso diferente. La respuesta es bien sencilla: las carreras de caballos son, amén de un noble deporte, un curioso juego de apuestas en el que se intenta, en la medida de nuestros conocimientos, igualar la posibilidad de todos los participantes para hacer más atractiva y reñida la competición.

Imaginemos que todos los caballos que corriesen en una carrera participasen en plenitud física y sin ningún condicionante externo. Probablemente, el compendio de todas sus aptitudes haría que en la línea de meta cada cual ocupase un lugar y marcase un tiempo muy diferente. Es de suponer que entre el primero y el último habría una gran distancia.


Dando por sentado que esa óptima condición de participación se mantuviese durante la temporada de competición, ese resultado, con pequeñas variaciones, sería casi siempre el mismo. El resultado obvio un fácil y aburrido pronóstico donde no existiría el factor sorpresa.

Pues bien, hace mucho tiempo un personaje muy singular, el Almirante Rouss, pronunció un aforismo que, más tarde, contribuyo a hacer que este deporte, donde se resaltaban las particulares y muy diferentes situaciones de potencia y velocidad de cada pura sangre, se convirtiese en un apasionante juego en el que no cupiese esa recurrencia de resultados. Algo tan sencillo, claro y elocuente como: " Dadme un caballo y peso y lo convertiré en una tortuga ".

En fin, se trata de igualar las posibilidades de los participantes, a través de un "handicap", una dificultad añadida (el peso), para que todos puedan tener una oportunidad de ganar. Hacer que el aficionado disfrute más ofreciendo, a priori, una enconada lucha por la victoria y, en su caso, proponer un pronóstico igualado para conseguir que el apostante no tenga fácil su apuesta.La mayoría de la carreras que se disputan en una temporada se programan bajo esta condición de "estudiada" igualdad, pero existen unas pocas en que esa presunción de que todos los caballos corren con similares posibilidades de victoria se rompe.

Existen un determinado número de pruebas en las que lo que se trata de conseguir es saber que pura sangres, en función de su sexo o edad, destacan fuertemente sobre los demás. Compiten entre si los mejores a pesos iguales según sexo y edad para saber cuál es el de mayor calidad entre ellos y asegurar así en el futuro, que sus cualidades puedan transmitirse en su descendencia como sementales o yeguas de cría.

Estas carreras, que podemos llamar "clásicas", son la base en las que nuestro deporte se sustenta para proyectar el futuro de la competición y asegurar el nacimiento de futuros campeones. Es la esencia de este deporte y lo que ampara la supervivencia de este espectáculo deportivo que es también un millonario juego de apuestas.

Pues bien, excluyendo las carreras a "pesos iguales", para hacer más vivo e intenso el juego de las apuestas el resto de las carreras se programarán en función de un número de condicionantes que poco a poco iremos desarrollando. Ahora nos fijaremos en el más importante: el handicap.
Normalmente handicap es toda aquella situación de dificultad que hay que vencer para conseguir un objetivo. Después de la introducción previa y para no complicarnos mucho, diremos que el handicap en nuestras carreras de caballos es el peso que tiene que portar cada caballo en una carrera según su edad, sexo y valor para igualar su posibilidad de victoria a la de sus rivales.Imaginemos que se nos encarga programar la disputa de una carrera teniendo que igualar la posibilidad de los participantes. Según lo apuntado tendremos que tener en cuanta tres condicionantes el sexo, la edad y el valor que tiene el caballo.

Los dos primeros son objetivos y responden a unas reglas de valoración fijas, el tercero sin embargo se corresponde al criterio particular que tengamos de las aptitudes del animal durante la disputa de varias pruebas: su valor en carrera.Esto que parece tan complicado lo hacen de manera "oficial" unas personas que llamamos handicapers. Son personas especializadas que, después de una intensa práctica y habiendo visto un gran número de carreras, son, a priori, capaces de determinar, con un mínimo margen de error, el valor que puede dar un pura sangre en la competición asignándole para ello un valor numérico.

Establecido un valor numérico para todos y cada uno de los caballos que corren tendremos el handicap oficial, es decir, el valor que cada caballo tiene respecto a los otros. Si a eso añadimos los condicionantes de edad y sexo podremos saber en todo momento el peso que un caballo "debe conceder" a otro en una carrera para partir en iguales condiciones que otro de inferior valor.

Más adelante explicaremos los límites en los que se mueve el propio handicap (pesos máximos y mínimos en carrera, descargos y recargos etc...) ahora nos conformaremos con saber que el handicap es un valor subjetivo que establecen una o varias personas con animo de intentar acercar las posibilidades de todos los participantes.
El conocimiento del valor de un caballo es pues un elemento subjetivo. Es esa subjetividad la que hace que todos y cada uno de los aficionados y apostantes podamos tener al respecto nuestra propia opinión. La posibilidad de que todos y cada uno de nosotros podamos crear nuestra propia tabla de valores, con ello el deporte de las carreras de caballos se convierte en un atractivo juego añadido en el que cada día nos iremos dando cuenta de que no todo es azar.

Aún más, podremos convertir este juego en una apuesta en el hipódromo. Si confiamos en nuestra particular opinión sobre el valor de un caballo y creemos que el peso que se le ha asignado en una carrera favorece su posibilidad de ganar, podremos ganar unas apuestas poniendo en juego nuestros propios conocimientos. Con ese poquito de suerte e intuición siempre necesarias, y nuestra firme opinión si creemos haber adivinando el error de cálculo de los handicapers profesionales en la valoración de un caballo podremos tener un ganador en potencia.

Poco a poco nos iremos convirtiendo en handicapers aficionados y llegaremos a la conclusión que por encima de la propia competición, las tablas de valores son un juego increíblemente apasionante.

2. ¿ Como empezar a llevar unas tablas ?: Condicionantes generales.


Una vez que ya sabemos que son unas tablas de valores, ahora es el momento de animarnos a llevarlas, para ello os daremos unas nociones mínimas y suficientes para que podaís hacerlo de una manera sencilla.


En primer lugar y como ya os habíamos comentado debemos referirnos como base fundamental de las mismas al handicap y a sus condicionantes fundamentales.

Los handicapers en función del resultado obtenidos por cada caballo en la competición determinan un valor para cada caballo. Es pues que la reunión de todos ellos es el handicap oficial. Es pues que, sin más complicaciones y evitando comienzos más trabajosos, haremos que este handicap oficial sea el primer punto de apoyo en el que sustentaremos, con lógica practicidad, los primeros valores de nuestras tablas.

En todo caso, y antes de empezar a confeccionar nuestras tablas a partir de ese punto de inicio hemos de ser conscientes de algunos extremos:

.- Aunque, como ya sabemos, el valor de un caballo no es fijo y va cambiando según el particular estado de forma en el que se encuentre a lo largo de la temporada, hemos de ser conscientes que para que unas tablas de valores estén "bien hechas" entre el valor máximo y el mínimo que concedamos no puede haber una gran diferencia.

.- En un primer momento y antes de ser capaces de poder valorar otros matices diremos que el punto fundamental que hemos de tener en cuenta para calcular las variaciones del valor de un caballo, que corra con habitualidad, será su posición en una carrera, claro está, siempre que ésta se haya disputado "hasta el final". Es decir, sólo podremos tener en cuenta para valorar un caballo las carreras en las que éste haya exprimido sus posibilidades de colocación o victoria.

Ejemplo 1. De valoración. Faltando doscientos metros para la meta el caballo, estando décimo en el pelotón, sigue siendo fuertemente exigido ante la posibilidad de alcanzar un cuarto premio para finalmente alcanzar un octavo puesto.

Ejemplo 2. De no valoración. Faltando doscientos metros para la meta el caballo, estando décimo en el pelotón, deja de ser exigido pues el jinete considera que no va a colocarse acabando finalmente en el puesto catorce.

.- El valor "real" del caballo será el valor que más se acerque al máximo que haya alcanzado en la competición, considerando que éste se alcanzó en unas condiciones de normalidad de jinete y pista. Esto es, el máximo rendimiento del caballo alcanzado en una pista sin condicionantes especiales ( pista pesada, blanda o, en su caso, dependiendo de las aptitudes del caballo si es de arena o hierba, si la pista es abierta o cerrada en las curvas, etc...) y con un jinete con unas cualidades normales; ni demasiado "bueno" ni "malo".

.- Los condicionantes específicos de cada carrera alterarán el valor que consideramos real y son los que determinarán, a priori, las verdaderas posibilidades de victoria de un caballo en la carrera. En todo caso, siempre que el caballo corra con habitualidad y sin dejar de tener en cuenta su "valor real", el valor con el que empezaremos a trabajar será el obtenido por el mismo en la última carrera que haya disputado con normalidad.

3. Los condicionantes del handicap: El sexo y la edad.


Una vez que tenemos claros los extremos anteriores de introducción hemos de conocer los condicionantes principales que pueden variar antes de la disputa de una carrera y en su valoración final el valor de un caballo.


Diremos que existen dos parámetros esenciales a tener siempre en cuenta en el cálculo del handicap y cinco elementos fundamentales que pueden alterar el rendimiento de un caballo en la competición. Los dos parámetros esenciales serán el sexo y la edad del caballo. Los cinco elementos fundamentales serán :
a) monta del jinete, b) distancia de la carrera, c) el añadido de peso, d) el estado y la configuración de la pista y e) estado de forma del caballo.

Nos centraremos primeramente en comentar la importancia que para el desarrollo y el valor en competición que puede alcanzar un caballo tienen su sexo y edad.
El sexo y la edad son los dos factores principales que regirán toda la vida de carreras de un caballo y lo condicionarán permanentemente. El primero de ellos, en tanto en cuento afecta a las condiciones anatómicas del animal, potencia y velocidad. Esto hace que en condiciones de normalidad el caballo "ofrezca" siempre una ventaja en asignación de peso a las yeguas. Mas particularmente, y no por ello un dato baladí, el sexo del animal puede establecer la particular sensibilidad de las yeguas durante unos determinados periodos del año en los que sufren el celo o la especial condición nerviosa de un caballo, que puede acabar con su castración.

En cuanto a la edad tenemos que saber lo siguiente:

.- Nazca cuando nazca un caballo, en su día, mes y año correspondiente, cada uno de enero del año entrante cumplirá un año más. Este es un dato que afecta particularmente a los caballos que debutan en la competición y afecta, en algunos casos de manera fundamental a su posterior vida de carreras.
Imaginemos que un caballo ha nacido en febrero y otro en abril del año 1999. Si se matriculan para una carrera que habrá de correrse en febrero del año 2001, ambos correrán teóricamente con dos años de edad pero uno de ellos realmente no los tendrá. Es decir, el caballo "más joven" correrá, en la mayoría de los casos con un retraso físico y de adaptación a la pista pues por su fecha de nacimiento se abrá incorporado más tardíamente a los entrenamientos.

En consecuencia, el nacimiento temprano o tardío de algunos caballos hace que su rendimiento en la competición prometa más dividendos según inicie o vaya avanzando su vida de carreras.
.- Igual que en los seres humanos hay una edad, en la que podemos considerar que nos encontramos en nuestra absoluta plenitud física y mental, esta edad para los caballos, salvo casos muy excepcionales, es la edad de tres años. Esta edad será la que nos sirva para establecer los recargos y los descargos oportunos frente a los caballos de más o menos edad. De la misma manera, la epoca del año en la que se dispute la carrera y la distancia de la misma, según la edad que tenga el caballo, establecerán unos diferentes condicionantes de peso.

4. Los elementos fundamentales que afectan al handicap.


Como hemos visto son, a priori, entre otros muchos que aprenderemos a descubrir y matizar en la práctica y/o la intuición del buen tablista, cinco los elementos fundamentales que pueden afectar al handicap de una carrera y a la posterior valoración definitiva de la misma.


El primero de ellos y a nuestro juicio el más fundamental es la monta del jinete. Antes de estudiar este factor tenemos que tener claro dos cosas:

a) Una monta desafortunada puede dar al traste con las posibilidades de victoria de un caballo. En este caso, este hecho no puede afectar al valor, que suponemos " real " en un caballo y mucho menos hacernos equivocar en la determinación del valor que el caballo haya dado en esa carrera.

b) A la hora de determinar un pronóstico hemos de saber que por muy bueno que sea el jinete que monte al caballo este hecho jamás podrá acrecentar en demasía las posibilidades de un caballo de valoración inferior o mala.

En condiciones normales y en un handicap que supongamos, a priori, muy igualado, la opinión que tengamos sobre las cualidades de un jinete puede aventurarnos a conceder más posibilidades de victoria a un caballo que a otro. En consecuencia, el caballo podrá evidenciar su valor "real " y podrá acercarse a sus valores máximos.

Las condiciones particulares de cada jinete nos puedan dar también pistas sobre la "infra" o "sobre" valoración que podemos conceder a un caballo en una carrera determinada según los condicionantes de la misma.

Existen muchos ejemplos que pueden explicarnos este comentario. Aportaremos unos cuantos:
.- Hay jinetes que saben "medir" muy bien el paso de la carrera, es decir, la velocidad con la que el caballo debe correrla, y hacen que caballos a los que suponemos una distancia inferior concluyan exitosamente carreras de más distancia.
.- Hay jinetes que, por su predisposición anatómica y la forma especifica de montar, se caracterizan por ser capaces de mantener "arreado" al caballo, sin molestarle en su acción ( posición de monta y braceo). Estos jinetes harán que en las carreras cortas o en las que se piense se vayan a resolver en los últimos metros, su monta favorezca mucho las posibilidades del caballo.
.- En algunos casos las propias condiciones del jinete, monta de amateur o aprendiz, harán disminuir las posibilidades del caballo en las confrontaciones con profesionales. Otras veces, esa misma situación, dependiendo de la valía del jinete aficionado o aprendiz, será concluyente para afianzar las posibilidades del caballo por su situación ventajosa respecto al handicap (descargos de peso).

En segundo lugar y dependiendo de las consideraciones, físicas, funcionales y anatómicas del caballo, nos encontramos con un elemento casi tan importante como el anterior: la distancia de la carrera.

Cada caballo, según las consideraciones antes apuntadas y la evolución que haya llevado en su vida de competición tiene una distancia ideal. Aquella que mejor se adapta a sus condiciones morfológicas y a su aptitud en la competición. En la competición se distinguen fundamentalmente dos tipos de distancia:
a) Las carreras que van desde los 1.200 metros hasta los 1.600 metros. Este tipo de carreras son apropiadas para caballos de arrancada fácil y músculo explosivo. Los llamados " sprinters ". Caballos muy veloces capaces de cambiar varias veces de ritmo durante la carrera.
b) Las largas, carreras que van de 2.200 metros en adelante. Este tipo de carreras, también llamadas en el argot "de aliento" son apropiadas para caballos "de pulmón", "stayers" capaces de correr con un ritmo sostenido y tener la fuerza suficiente para disputar la carrera en los metros finales guardando una punta de velocidad final.

También existen distancias en las que, generalmente, no existen especialistas específicos. Son carreras difíciles de clasificar que por englobarlas en una única categoría aúnan el requisito de que, por encima de las condiciones del propio caballo, por la propia dificultad de las mismas dos hechos se nos antojan vitales: el planteamiento que se haga de la misma y el propio estado de forma del animal. Estas carreras son aquellas que se disputan en distancias que van desde los 1.700 metros a los 2.100.
Existen también, por el contrario, otras carreras en la que si que existen auténticos especialistas. Son la de distancia muy corta o muy larga. Aquellas que van de los 800 a los 1.100 metros o las que sobrepasan los 2.800 metros. Son carreras en las que tienen, en algunos casos un papel muy importante la edad del caballo y sus condiciones físicas. Situación esta que les obliga sólo a poder desarrollar todo su potencial en este tipo de carreras.

Otro condicionante fundamental es lo que hemos dado en llamar el peso añadido. Hemos de diferenciar el peso que le correspondería llevar a un caballo por el valor del mismo, su situación respecto de sus contrincantes en la tabla de valores, con el peso "real" que se ve obligado a llevar el caballo por las condiciones específicas de la carrera y los propios condicionantes de la monta.
La mayoría de las pruebas como ya hemos comentado no se corren a "pesos iguales". De entre el resto, las carreras condicionadas de una u otra manera, hemos de diferenciar aquellas en las que se ofrecen unas condiciones generales de peso (recargos y descargos de peso: por edad, sexo, carreras corridas, premios ganados etc...) y las que se fundamentan en el propio valor del caballo los handicaps ( fundamentalmente, ascendente, descendente y limitado).

Pues bien, en este tipo de carreras la valoración del caballo depende muchas veces de factores, que teniendo relación el "peso" pueden hacer variar mucho la disposición en carrera del caballo, entre otros:
.- La antes comentada especificidad del jinete. Los no profesionales (amateurs y aprendices) reciben en sus confrontaciones con profesionales un beneficio de descarga de peso. Un gran amateur (gentlemen o amazona) o un excelso aprendiz si reciben un descargo de peso pueden rentabilizar su condición de handicap beneficiado en un caballo que, a priori tenga posibilidades.
.- El propio peso "físico" que porte el caballo. El peso que se asigna a cada caballo se compone del peso del jinete, su montura y arreos y unas pequeñas onzas de plomo que ayudan a igual en la báscula este peso con el otorgado en el handicap. Es evidente que, en carrera, no es lo mismo la sola influencia que pueda tener el peso del jinete incluyendo montura y arreos, que si a este peso se le añaden unos "kilos muertos" de plomo.
Nos explicaremos. Imaginemos que a un caballo se le hace correr con 56 kilos de peso en báscula ( para hacernos una idea diremos que el peso normal de los jinetes oscila entre 52 y 55 kilos) y el peso del jinete en aquella, incluyendo arreos y montura, es de 56 kilos. Imaginemos que igualmente a otro de sus contrincantes se le hace llevar el mismo peso (56 Kgs) pero su jinete, incluyendo arreos y montura da en báscula 50 kilos. Los 6 kilos de "peso muerto" en plomo que habrán de añadírsele ofrecerán una dificultad añadida al caballo, pues le impedirán accionar con más facilidad y el caballo los "sentirá más". El sólo peso del jinete en movimiento ofrece menos resistencia porque podrá "apoyarse" en el propio movimiento del caballo.

La realidad cierta es que hay caballos que no soportan para nada el añadido de plomo y eso es una evidencia que se contrasta viendo y analizando carreras. Por el contrario existen otros sobre el que este factor no tiene la más mínima influencia. En el argot se dice que saben mover el peso.
.- Muchas veces por las propias condiciones de la carrera, el propio estado de forma del caballo o su clase hace que muchas veces el peso máximo que por exceso el handicaper le asigna en el handicap o el que ha de llevar en una carrera de condición sea insuficiente para doblegar sus posibilidades.

Hemos mencionado que otro factor determinante es el estado y configuración de la pista. En este caso debemos de distinguir tres condicionantes:

a) La propia composición de la pista: arena o hierba.
Las carreras de caballos se corren, generalizando, en dos tipos de pista: las de arena y las de hierba. En los países europeos, los grandes eventos, las carreras con más premios y prestigio internacional y por derivación el resto de las carreras de temporada muchas veces por la propia climatología y la influencia tradicional británica, generalmente, se corren sobre hierba.En el resto de países con tradición hípica ambas pistas comparten protagonismo, aunque la pista de arena gana, en muchos casos en ese protagonismo, a la de hierba.

b) El estado de la pista: dura, blanda, pesada y muy pesada.
Estas cuatro formas de encontrarnos el terreno se deben fundamentalmente a la composición de la pista y el efecto que sobre ella tiene la lluvia
El efecto de la climatología en el caballo (el pura sangre es un animal muy asustadizo y nervioso con una prodigiosa memoria para los "malos recuerdos") y fundamentalmente en la pista, a veces, es tan determinante, que un caballo con unos condicionantes específicos puede multiplicar en mucho sus posibilidades de victoria. Una victoria que en una situación de normalidad de la pista se nos antojaría imposible.

Así hay caballos que por su propia especificidad física (de constitución débil o quebradiza y propensos a las lesiones, o de constitución muy fuerte y pesada etc...) mejoran o empeoran sobre una pista dura o muy pesada. Otros caballos por su forma específica de correr (de paso único, de final potente etc...) ven como sus aptitudes de corredor cambian según que tipo de pista muchas veces apartándoles de la propia victoria.

c) El propio recorrido de la carrera y el diseño del hipódromo.
Todos los hipódromos, exceptuados los que están pensados únicamente para carreras de obstáculos, aunque guardan alguna relación en el diseño de sus pistas ( suelen ser más o menos ovalados con dos rectas y dos curvas de radio más o menos largo) no ofrecen un mismo recorrido ni pueden establecer las mismas distancias. Este hecho hace que, dependiendo de las condiciones de los caballos, unos se adapten mejor a unas pistas que a otras.
Un ejemplo claro: Hemos de tener en cuenta que una pista con un recorrido corto en la que hayamos de pasar unas cuantas veces por la línea de meta y, en consecuencia, multiplicar el número de giros para cumplir la distancia no afecta lo mismo a un caballo con un número determinado de condicionantes físicos (caballos grandes o con poca maniobrabilidad) que otra en la que, por su magnitud o largueza, no obligue a realizar tantas curvas.
Por otra parte, muchas veces no es desdeñable la influencia o importancia que respecto del resultado puedan tener otros factores de la pista. Factores como el que se corra a mano derecha o izquierda, la longitud de la recta final, el nivel ascendente o descendente de ésta, lo cerradas o abiertas que sean las curvas, su peralte etc....

Finalmente, el estado de forma del caballo, es con mucho el factor fundamental a la hora de valorar las posibilidades de victoria de un caballo. Un buen estado de forma física y atlética acercará al caballo al desarrollo de su máximo valor y nos dará idea de las posibilidades de mejora que puede alcanzar en carrera.
Unas veces, cuando hemos otorgado en las primeras carreras de la competición de un caballo " valores de contraste " que nos indican que puede alcanzar posiciones de victoria, una situación de forma ascendente y clara nos dejará clara esa posibilidad.

Otras veces, una vez que ya sabemos de manera manifiesta el valor del caballo por el gran número de carreras corridas, cuando sabemos que el estado del mismo es de mejora y su situación ascendente, es previsible que dando su valor real y dependiendo de las condiciones de la carrera se pueda acercar al valor máximo, que alguna vez consiguió. Este factor provoca que, muchas veces, una información fidedigna sobre el estado de forma y evolución del caballo en la pista (entrenamientos), junto con el análisis de las condiciones de la carrera, si hemos sido capaces de " tablearle" en su justo valor nos descubra un ganador sorpresa que puede reportarnos grandes dividendos en apuestas.

Como hemos visto, los factores y elementos con los que se puede saber el valor de un caballo y la manera en que hemos de "handicapearlo" son muchos.
En cualquier caso, no debemos asustarnos o considerar que hacer unas buenas tablas o "destripar un handicap" es una misión imposible. Saber analizar todos los datos dependerá de la práctica a la hora de ver una carrera ( cuantas más carreras veamos más sencillo nos resultará) y del "ojo clínico" o la intuición de cada tablista para valorar los factores correctores del resultado definitivo de la carrera (el valor real de lo ofrecido por el caballo en la misma y el partido que de él ha sabido sacar su jinete en función de las condiciones particulares de la misma).

No podíamos dejar de hacer referencia entre tantos elementos y factores correctores algo tan fundamental en las carreras de caballos como es el tiempo invertido en una carrera.

Si no lo hemos mencionado en las clasificaciones precedentes es porque tiene una singularidad especial y muchas veces a la hora de llevar unas tablas puede ayudarnos tanto como confundirnos en la misma medida.
El tiempo invertido en una carrera, muchas veces sin más, sólo es síntoma del ritmo con el que se ha corrido ésta (carreras técnicas o tácticas), o del estado de la pista (dura, blanda, pesada o muy pesada) dándonos una idea de si por las condiciones específicas del caballo, éste se ha podido ver beneficiado o perjudicado. En estos casos, el tiempo realizado llevado a su extremo en cada tipo de pista, una carrera muy rápida o muy lenta, sólo nos permitirá valorar a algunos caballos sin margen de error.

En otras ocasiones el tiempo invertido, por la propia extrañeza o anormalidad del mismo, si puede tener significación según el estado de la pista en que se haya corrido. Un ejemplo claro: Un tiempo anormalmente rápido de un caballo en una pista muy pesada puede evidenciar su aptitud para esta pista y por tanto su índice de mejora cada vez que se dispute una carrera en esas condiciones.

No podemos dejar de comentar que algunos especialistas utilizan el tiempo para establecer el valor de los caballos. Esto ocurre cuando no existen enfrentamientos habituales o los elementos de valoración no son muchos. Esta circunstancia nos lleva a tener en cuenta el tiempo de los entrenamientos en los debutantes y los primeros enfrentamientos a dos años.

5. Influencia del factor peso en la valoración del caballo: el handicap.


Como ya hemos venido comentando, en las carreras de caballos lo que prima es la igualdad. Una igualdad calculada apriorísticamente en base a unas tablas de valores que permita que la competición alimente la emoción y haga que las carreras no tengan un desenlace cierto.
Todos los caballos tienen un valor y unas condiciones diferentes, hecho este que haría que, puestos en común en una imaginaria línea de salida, claro está siempre que se dieran unas condiciones de absoluta normalidad, si se enfrentasen en una carrera programada en una determinada pista y distancia, las diferencias en meta entre el primero y el último fueran abismales.Esto es lo que el handicap pretende evitar. Para ello los handicapers tienen en cuenta los siguientes condicionantes:




.- Este parámetro de igualdad nos permitirá establecer una tabla descendente en la que cuanto menor peso porte el caballo podamos igualar las teóricas posibilidades de victoria de un caballo inferior sobre uno de categoría superior.




.- Habitualmente las carreras, excluidas las carreras de obstáculos y las de los no profesionales, establecen una diferencia límite entre el caballo de más categoría respecto al de menos en una escala de 62 - 44 kgs.




Esto hace que sólo puedan correr en un determinado handicap los caballos que estén en esa diferencia. Teniendo en cuenta que todos los caballos esten valorados en el handicap oficial esas limitaciones permiten que podamos programar carreras en la modalidad de handicaps de primera y segunda parte, desdoblados, ascendentes o descendentes etc...




.- La diferencia entre los caballos se acorta o se acrecienta según estos corran con competidores de igual, inferior o superior edad, según en que época del año se corra la carrera y la distancia de la misma. A continuación aportamos la tabla que se corresponde con estas diferenciaciones.




Escala de diferencias de peso con la que se tiene que correr cuando compiten caballos de diferente edad en cada época del año:



viernes, 6 de julio de 2007


6. La temporada de carreras: ¿Cómo actualizar una tabla de valores ?.


En la exposición anterior hemos dado cuenta de todos los condicionantes que pueden darse en la valoración subjetiva de un caballo. Ahora y en función de ello procederemos a a dar unas nociones mínimas extremadamente sencillas y algunos ejemplos prácticos de como actualizar una tabla de valores.De la misma manera, advertimos que dichas nociones sólo serán el paso introductorio para adentrarse en este apasionante "juego" y que posteriormente, en función de nuestra práctica, paciencia y afición, podremos ir complicando hasta extremos insospechados nuestras tablas con la bibliografía del genero y los conocimientos y experiencias de otros tablistas.En primer lugar ya al principio de esta serie convinimos que la manera más sencilla de iniciar unas tablas era recabar los valores del handicap oficial que se publican a principios de año y que con cierta periodicidad se actualizan. Imaginemos ahora que ya se ha disputado una carrera y el resultado definitivo de esta es como sigue:
Dándose unos valores iniciales se corre una carrera en el Hipódromo de San Sebastián en agosto sobre una pista dura y la distancia de 1600 metros estableciéndose el siguiente orden de llegada:




Pues bien para poder efectuar los oportunos cambios correctores de esos valores según todo lo antecedentemente explicado procederemos a tener en cuenta los siguientes factores.

a) Distancia en metaAquella cita del Almirante Broker que mencionamos al principio de esta serie nos explicaba de manera muy gráfica que el peso que portaba un caballo podría ayudarnos a disminuir las posibilidades de victoria de un caballo.Como ya hemos visto, de igual manera, el valor de un caballo puede establecerse a través de una tabla de valores, que no son otra cosa que la diferencia de kilos que un caballo debería soportar respecto de otro para igualar las posibilidades de victoria que aquel pudiese tener frente a éste.


Pues bien, junto a este clásico aforismo y su expresión práctica en una tabla de valores hemos de tener en cuenta otro de similar naturaleza.


Simplemente y para no hacer prolija y aburrida en demasía la explicación, diremos que la distancia de un cuerpo de un caballo sobre otro en meta ( cuerpo: el espacio que ocupa la figura de un caballo en extensión completa ) equivale a un kilo en el valor del caballo.


Es lo mismo que decir que a igualdad de valores, si añadimos un kilo de peso a un caballo que compita con otro sin ese mismo kilo de peso este deberá adelantarle en meta en un cuerpo. Es decir si consideramos que un caballo es inferior en un "kilo" a otro, si añadimos a este segundo un kilo de peso, igualaríamos sus posibilidades.Esta regla es la que hace que, corrida una carrera en situación de normalidad y sin ningún factor que altere las posibilidades del caballo ( pista desfavorable, monta errónea etc...) si se produce en meta una distancia de un cuerpo hayamos de considerar que un caballo es mejor que otro en un kilo/valor.


Sin embargo hemos de tener en cuenta que en las carreras de distancia o "aliento" ( a partir de 2200 metros) las distancias en meta pueden asignar valores de corrección muy diferentes. De esta manera la tabla de asignación quedaría de esta manera:

DISTANCIAS CUERPOS




b) Edad del caballo y distancia

Ya sabemos que la diferencia de edad de un caballo respecto de otro se va aminorando según va transcurriendo la temporada de carreras.


Siendo eso así vamos a tomar como punto de partida dos referencias:

1. La temporada se inicia con la primera jornada de carreras disputada en el mes de enero y acaba con la jornada disputada en la última semana de diciembre. En ese espacio de tiempo hemos de tener en cuenta que la diferencia de edad de un caballo respecto de otro ( de los 2 años respecto de los de 3 y de los de 3 con los de cuatro y más años) hace que las posibilidades de mejora aumentan para los de menor edad según se va acercando el final de la temporada.

2. Al mismo tiempo hemos de considerar que la distancia sobre la que se disputa la carrera afecta de diferente manera las posibilidades de victoria de un caballo de menos edad sobre otro en el transcurso del año.
Como ya hemos visto esas posibilidades se igualan a través de la tabla de años y distancias ya comentada.
A la hora de valorar un caballo eso significa que la diferencia de peso que un caballo de edad concede a otro más joven supone una referencia de mejora para las subsiguientes carreras que irá desapareciendo según transcurra el año.
c) Factor monta

De la monta afortunada o desafortunada que se realice a un caballo dependerá muchas veces las posibilidades de victoria que tenga un caballo.Generalmente, la monta que se efectúa sin alteraciones manifiestas de la natural acción del caballo y baja una táctica correcta de carrera, no debería afectar el valor que tiene éste. Sin embargo, muchas veces, el desconocimiento del caballo, una táctica errónea o la poca pericia del jinete hacen que el valor del caballo en carrera disminuya.No existe una tabla de referencia fidedigna sobre la que poder puntuar en kilos/valor estas circunstancias de carrera. La valoración dependerá de la atenta observación de la carrera, la práctica y el conocimiento del tablista y sobre todo de las sensaciones que pueda haber ofrecido el desarrollo de la misma.En cualquier caso aconsejamos no penalizar nunca en exceso el desarrollo y ejecución de una monta en una carrera. A título orientativo diremos que una pésima monta, si el caballo ha estado disputando la carrera, en ningún caso, podría ser penaliza en más de 4 kilos/valor.

d) Factor pista

Si hemos dicho que la monta puede influir, aunque no en exceso, en el desarrollo de la carrera y en el valor que el caballo pueda dar en la misma, sin embargo, el estado de la pista puede hacer que un caballo pierda todas las posibilidades de victoria o estas se acrecienten de manera desmesurada.
Nos explicaremos a través de unos ejemplos:

1. Un caballo que tiene dificultades de adaptación a una pista pesada o blanda, bajará su rendimiento si se encuentra en esta pista y por lo tanto el valor que puede ofrecer al término de la carrera no será su valor real.

2. Un caballo delicado o que acaba de salir de una lesión si se encuentra un terreno duro podría ver esfumadas sus posibilidades de victoria.

3. Un caballo que muestra predilección por el terreno de arena mejorará sensiblemente sus actuaciones en esta pista. Por el contrario en el terreno de hierba puede mantener un valor muy por debajo del dado en la pista de arena.
De igual manera que con el factor monta no podemos establecer una tabla de equivalencias con cada uno de los estados en los que nos podemos encontrar la pista. De manera aproximada podemos decir que en el peor de los casos en que se encuentre una pista ( Ej: muy pesada ) un caballo con máxima aceptación o rechazo de un determinado estado de la pista no puede alterar su valor por encima o por debajo de 8 kilos/valor.En el resto de los casos, habrá que valorar de manera conjunta todos los aspectos que han concurrido en la carrera y el valor, en cualquier caso, no podrá sufrir variaciones superiores a 4 kilos/valor.
Asunto diferente es la actuación en las carreras de hierba o arena. Generalmente, en la mayoría de los caballos, el valor dado en una u otro tipo de pista no difiere en la mayoría de los caballos. Sin embargo, existen algunos caballos que tienen una especial adaptación al terrero de arena. En estos casos conviene en este tipo de carreras estar al valor dado en ellas por estos caballos. En definitiva se trata de asignar un doble valor a este tipo de caballos para no llevarnos desagradables sorpresas.
Con todas estas nociones ya podemos valorar la carrera:

Visto el ejemplo podemos reseñar lo siguiente:

a) Sobre el caballo Don Trio hemos tenido en cuenta los factores correctores de edad, distancia y fecha en la que se ha corrido la carrera según la tabla correspondiente.

b) Vista la carrera y valorando las condiciones particulares de monta de los correspondientes jinetes se han apreciado valores correctores en todas las montas a excepción de las llevadas a efecto por J.L.Martínez y J. Horcajada.

c) El valor no se ha visto alterado por el estado de la pista pues ningún caballo se ha sentido perjudicado ni beneficiado por la misma.

d) En la distancia meta se han aplicado los valores de la correspondiente tabla.