Al interrogatorio y al examen clínico, en el cual se consignan los antecedentes familiares, hay que sumarle los análisis de laboratorio y las imágenes. También pueden aplicarse biomarcadores, indicadores biológicos de enfermedad.
A pesar de los múltiples avances, diagnosticar la Enfermedad de Alzheimer es complicado y se compone de múltiples puntos que deben ser cubiertos. Por un lado, la entrevista con el médico y el examen clínico en los cuales se evalúa la situación del paciente y sus síntomas, y se indaga si existen antecedentes familiares. Por otro lado, el médico pide análisis de laboratorio para descartar condiciones similares al Alzheimer.
"También tenemos que solicitar estudios por imágenes, como resonancia magnética nuclear o una tomografía computada de cerebro, y poner en marcha una batería de pruebas neurocognitivas que evalúan múltiples funciones cognitivas, como memoria, lenguaje, reconocimiento de objetos, orientación y la facultad de ejecutar actos complejos", añadió el Dr. José Antonio Bueri, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Austral (HUA).
Sin embargo, hoy en día el diagnóstico de Alzheimer puede complementarse con una herramienta más: los biomarcadores. Si bien no se trata de una novedad, lo cierto es que aún los biomarcadores están más cerca de la investigación que de la práctica.
"Un biomarcador es un indicador de un estado biológico. Por ejemplo, la presencia de un anticuerpo indica la existencia de una infección. En la Enfermedad de Alzheimer existen algunos marcadores como la proteína beta amiloide y la Tau en el líquido cefalorraquídeo que nos pueden ayudar a pensar que algo está pasando. Sin embargo, ninguno de los marcadores –y ni siquiera la sumatoria de estos– es 100% exacta para el diagnóstico", comentó Bueri. Otros biomarcadores usados en este caso son la medición del volumen del hipocampo, un área del cerebro particularmente afectada por el Alzheimer, el metabolismo cerebral mediante el PET (Positron Emission Tomography) o el estudio con SPECT (Single Photon Emission Computed Tomography). Recientemente, se agregó una técnica de resonancia magnética que permite detectar concentraciones anormales de Beta-amiloide en cerebro.
Debido a que se trata de herramientas que no son sensibles y específicas en un 100%, en la práctica diaria los profesionales se valen de los biomarcadores como complementos. Su principal valor es que aumentan la certeza diagnóstica, aunque no son elementos absolutos de diagnóstico. Este se basa fundamentalmente en una buena historia clínica, examen neurológico, análisis de laboratorio, imagen cerebral (resonancia magnética o tomografía computada) y evaluación cognitiva.
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Dr. José Antonio Bueri
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