Durante toda esta semana hemos estado navegando en una nada agradable incertidumbre, pues las carreras de este fin de semana en La Rinconada parecen estar en vilo.
El gremio de jinetes, nuevamente, utiliza herramientas de presión, sin agotar discusiones o evaluar todos los escenarios, para que sea hecho lo que a ellos se les antoja.
Tales acciones, terminan haciendo que el tema principal (el fondo) pase, en muchos casos, a un segundo plano de la discusión, y que la manera de reclamar o exigir (la forma) pase a ocupar el ámbito noticioso, pues cuando se coloca sobre la mesa la amenaza de retrasar y/o suspender el espectáculo, se afecta a todo el conglomerado hípico, generando enorme disgusto y decepción en la afición, y la consecuente pérdida económica no sólo al INH, sino a todos los trabajadores del hipismo.
La amenaza latente de parar las carreras, mediante la consigna "o se hace lo que yo digo o no corro" deja a un lado el tema de si es justo o no cambiar el handicap establecido. Y de lo que se habla es de si un gremio tiene o no el derecho de presionar de esta manera, o -más aún- incumplir con compromisos que ya adquirieron y firmaron, sin que medien consecuencias por sus acciones.
Los jinetes tienen derecho a pedir, a negociar, a conversar no sólo del peso, sino de cualquier tema, con las autoridades. En lo que no tienen, ni tendrán, es en el chantaje. Y lo que está planteado hoy, con la amenaza de por medio, es un simple chantaje. Así que la forma tiene un rechazo de 100% -de quien escribe-. Sencillamente no es la manera.
Ahora, si nos ponemos a analizar el fondo, con todos los argumentos que se han puesto sobre la mesa, probablemente la mayoría coincidirá -y nos incluímos- en que se hace necesaria una revisión. Pero la revisión significa largas conversaciones, planteamientos, propuestas y contrapropuestas.
Es cierto que en Venezuela no se ha actualizado la escala de handicap. En buena parte del mundo lo han hecho, porque cada vez menos se consiguen jinetes que hagan 48 kilos (aprendices) o 50 (profesionales), como lo establece el reglamento nacional de carreras en su artículo 84, literal "c". Y, ya que mencionamos esto, tenemos un punto de partida fundamental: el reglamento nacional de carreras tendría que ser modificado para cambiar la concepción del handicap, y eso no se hace en dos días.
Dice así el artículo:
Artículo 84º: Las condiciones del Handicap que se aplicará a los ejemplares que intervengan en las programaciones de
carrera de los Hipódromos Nacionales serán las siguientes:
a) Handicap efectivo. El peso a tomarse en cuenta como base para las siguientes actuaciones, será el que
efectivamente haga el jinete, independientemente de aquel con el que fue llamado.
b) Ejemplares perdedores: Habrá un recargo de dos (2) Kilos para los que lleguen en segundo lugar y medio (1/2)
kilos, para los que lleguen en tercer lugar.
c) Peso mínimo. El peso mínimo para los jinetes profesionales será de cincuenta (50) Kilos y para los jinetes
aprendices de cuarenta y ocho (48) kilos.
Bajo este marco, ya de inicio, los jinetes deberían entender que es necesario cumplir una serie de pasos legales, primero, y de discusiones argumentativas, segundo, para obtener un acuerdo.
Pero también es importante imponer el orden. No es un secreto para nadie -en el medio- que existe un grupo de jinetes que están "encubiertos" por un "peso" de 52,4 kilos, pero que en realidad pesan mucho más que eso, con la permisividad de las autoridades. Otros, que sí hacen su esfuerzo, con el entrenamiento físico y el control alimentario, para mantenerse en los límites permitidos, están en desventaja. Si se sube de 50 a 54 de golpe y porrazo, como exige el gremio, ¿se alinearán todos los jinetes para respetar este nuevo límite, o seguirán algunos recibiendo privilegios?. El gran problema de estos "privilegios" es que el público no se entera cuando un jinete está pesado, porque lo que se publica (cuando se publica…que no es siempre) es "52,4″. Ya de antemano eso es perjudicial para la afición, y las autoridades lo permiten.
Y el 230, es importante también en la discusión:
Artículo 230º: Los jinetes profesionales podrán recargar dos (2) kilos sobre el peso asignado al ejemplar, siempre y cuando el peso asignado al ejemplar no exceda de cincuenta (50) kilos. Y podrán recargar un (1) kilo, cuando el peso asignado al ejemplar sea de cincuenta y un (51) kilos. En ningún otro caso, se permitirán recargos sobre el peso asignado
Uno de los grandes problemas en nuestro hipismo, es que, cada vez que se ha querido, se le pasa por encima al reglamento. No hace mucho, los jinetes presionaron establecer un cupo de montas, contraviniendo el reglamento de carreras que dice, en su artículo 142, así:
Artículo 142º: Los jinetes podrán aceptar tantas montas como carreras estén programadas dentro de su categoría
individual.
Uno podría entender que si ellos hacen como gremio sus propios acuerdos, y los agremiados respetan esos lineamientos, no habría problema. Pero resulta que este cupo es convalidado por el comisariato, pues cuando un jinete se ha excedido han aceptado cambiar la monta (mediante un sorteo).
En conclusión: cambiar la escala de peso es algo no sólo factible, sino también necesario. Pero sólo podrá hacerse bajo un esquema de discusión abierta, y cumpliendo los pasos legales. De otra manera, lo único que tendremos será más anarquía. ¡Y ya de eso hay demasiado en nuestro hipismo!