DANIEL PÉREZ en amena tertulia con HÉCTOR ALONZO (Izq.) y JESÚS OROPEZA EGAÑA (Der.) en su oficina, rodeados por los cientos de trofeos, placas y reconocimientos. (Amanecer Hípico – VPH)
Martes 25 de Noviembre de 2014. Hora: 11.57 am. Cuando me alistaba ayer al mediodía para almorzar con mis compañeros de trabajo, recibí de un amigo cercano una noticia muy amarga y que, de plano, me quitó el apetito. No lo quería creer. Así que fuí rápidamente a revisar la Web. Y con la rabia y dolor que llevaba en ese momento pude corroborar la terrible reseña: El gran entrenador DANIEL PÉREZ, uno de los profesionales de la hípica que tanto admiré desde la infancia, no pudo sobrevivir a un paro cardio-respiratorio en la madrugada. Con 61 años de edad, aún en plenitud para poder seguir aportando cosas grandes, partió de este mundo, dejando entre sus amigos más cercanos, admiradores y la inmensa afición hípica venezolana un hondo pesar, por lo que significó tanto dentro como fuera del hipódromo.
Vino a esta tierra de gracia, siendo aún muy pequeño, desde su Tenerife nativa, terminando de criarse en la caraqueñísima parroquia San Juan. Cuando tuvo uso de razón, fue al aún novedoso y moderno coso de La Rinconada con familiares y amigos. Poco a poco se encariñaba con el ambiente de aquel entonces. Pero no fue sino en 1972, cuando el aún adolescente DANIEL se tomó más en serio su gran pasión y se alistó para recibir instrucciones del mejor maestro que podía tener en ese instante: MILLARD ZIADIE, el consagrado, el campeón, la leyenda. DANIEL sabía que el reto sería muy exigente, por la disciplina que pedía ZIADIE a sus muchachos, jockeys o aprendices de entrenador: Por allí estaban también Otto Alvarado, Antonio Bellardi, Giovanni Contini. El propio Yeyo Núñez. Todos ellos alumnos aventajados del Maestro. Pero DANIEL nunca se dio por vencido. Y no solo asimiló todos los conocimientos de la profesión, sino que además heredó con creces esa exigencia, esa disciplina. Y además recibió del "Musiú" la clase y categoría que solamente poseen los predestinados.
Porque el "Caimán" (como fue conocido cariñosamente el joven prospecto) fue también un predestinado. El hombre señalado para triunfar con luz propia en un momento brillante de la hípica sana de ese entonces en Venezuela.
Llegaron los éxitos, pero también los sinsabores: CALETERO, su primer crack. Doble coronado en 1979. Por un mal herraje no logró siquiera entrar al tercer paso. PARA RATO, el irreverente, quien le latió en la cueva aNEGRESCO, pero que murió envenenado cuando podía dar más. Entonces aparecieron ALECRIM, bravo y batallador; IN, un guerrero incansable y GIÁCOMO, quien le dio también satisfacciones clásicas, pese a sus dolencias físicas. ZIADIE vio orgulloso como su último descubrimiento se abría paso de manera importante y pedía más oportunidades. Y entonces el "Musiú" le dio toda su confianza al entregarle, con el consentimiento dePeggy Azqueta, parte de la nueva flota de su querido Stud Chivacoa. La respuesta fue casi que inmediata y fulminante: JAIMIQUÍ, récord-horse para 2.000 metros (MAC de 1981), RISTRE, el fuera de serie, uno de los purasangres más entrañables de siempre. Y las "tapas del frasco": IRAQUÍ, campeón y Triple Coronado en 1985 y VOLANTÍN, súper campeón en 1988, uno de los mejores fondistas de todos los tiempos y con notable historial en la reproducción.
Ya era un hecho: DANIEL PÉREZ era el trainer del momento a mitad de los 80 en La Rinconada. Y eso lo entendieron los hermanos Eduardo y Leopoldo Larrazábal Eduardo y Doña Adriana Zecchini, esposa deEduardo (Stud Luxor) quienes le confiaron a WINTON, un campeón hecho a la medida, ganador del SIMÓN BOLÍVAR en 1986 y el FUERZAS ARMADAS en 1987. Todo un monumento de purasangre, al igual queLUNA PIER, la campeonísima de Oscar Martínez que enamoró a la afición a finales de los ochenta.BENEMÉRITO le dió su mayor satisfacción internacional al ganar en una verdadera "piscina" (Agua Caliente, en México) el Clásico del Caribe de 1986. Ya no le cabían trofeos ni reconocimientos en su oficina. Pero DANIELse hizo "villano" en el 88, con BOLINGE, el del San Remo, quien fue y sigue siendo el mayor batacazo en la historia del BOLÍVAR (99-1).
TRES ESTADÍSTICAS, más de 2.000 victorias y una honestidad a toda prueba. NUNCA se dijo ni se dirá de él que estuvo envuelto en cosas dolosas. Prefirió quedarse con pocos caballos, pero con la dignidad por delante y con la cabeza en alto.
SIBARITA fue su último gran campeón, ganador del SIMÓN BOLÍVAR hace ya 10 años. En los últimos meses decidió meterse de lleno en las redes sociales para compartir todas sus vivencias. Y eso lo agradecimos tremendamente quienes lo seguimos de casi toda una vida. Hasta que ayer el Señor decidió llamarlo para preparar sus corceles, junto a su Maestro ZIADIE, en el Hipódromo Celestial.
SIN DUDA ALGUNA una pérdida muy dolorosa para una hípica que sigue en la encrucijada, donde apenas se cuentan con los dedos de la mano las personas honestas que aún quedan. ¡Y SOBRAN DEDOS!
¡Asciende en Luz Perpétua, Campeón! Los que seguimos en la lucha por el rescate verdadero de nuestra hípica preservaremos tu legado. AMÉN.
(Rafael Salas)