miércoles, 9 de febrero de 2011

Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta
El Amor por un Verdadero Campeón
Por Hugo Alfonso Roca Martínez

Tengo un amigo que vive en New York, ciudad donde él nació y donde yo viví hace muchos años. Nos hicimos grandes amigos a través de Internet. El conoció de mi profundo amor por un ejemplar de carreras llamado Cañonero II, de mi fanatismo por los Yankees de New York, y Willie Mays, y Mickey Mantle, y Jackie Robinson, peloteros que vi jugar en persona  gracias a mi querido y recordado padre (QEPD). El seudónimo de mi amigo en internet es PedroZorro.

Pues bien, un día ya un poco lejano, me contó una anécdota que quiero escribir, para que quede archivada en la historia de mi vida. PedroZorro aún vive muy cerca del Hipódromo de Belmont Park en el cual se corre la tercera joya de la triple corona norteamericana: el Belmont Stakes.
 

Me contaba que su padre tenía una zapatería en la cual vendía zapatos de reconocidas marcas entre ellos Florsheim. Como era un niño, se levantaba muy temprano antes de ir a la escuela,  y se acercaba hasta el hipódromo para ver los traqueos de un ejemplar que en muy poco tiempo haría historia: Affirmed.

Llamó la atención del entrenador del ejemplar, el cubano Lazaro Barrera (QEPD), quien se hizo muy amigo del niño Pedro.
 

Pedro, por razones que no me supo explicar, parece que tomó de la zapatería de su padre, un par de zapatos Florsheim y en una mañana de traqueos, fue y a escondidas de su padre, se los regaló a su gran amigo Don Lázaro Barrera.

Resultó que en una de las mañanas siguientes, cayó un fuerte aguacero sobre el hipódromo y lo convirtió en un lodazal. Aun así Pedrito, no dejaba de ir ningún día a las mañanas de traqueos.

Cual no seria su sorpresa cuando vio a Lázaro Barrera caminando al "pequeño" campeón Affirmed, sobre un lodazal y utilizando los zapatos Florsheim que con tanto cariño él le había regalado a Don Lázaro. Por supuesto los zapatos Florsheim apenas se distinguían del barro que tenían encima.

Pedrito, extrañado y confundido, le preguntó a su amigo casi llorando, que por qué hacia eso, si él le hubiera podido regalar unos zapatos de inferior calidad. Don Lázaro, enternecido por el sufrimiento del niño al ver su regalo "tan especial", lleno de barro y lodo, se le acercó, lo abrazó y le dijo:

Hijo, es que el Mejor Caballo del Mundo se merece que lo paseen con los mejores zapatos del Mundo ¡Affirmed no se merece menos!


Pedrito comenzó a entender desde ese día, que el amor por un Verdadero Campeón no tiene precio.


Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 24 de febrero de 2011
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