Nuestra Señora Aparecida es la patrona de Brasil.
La basílica está en San Pablo, tiene forma de cruz griega y naves de 40 metros de altura. Puede congregar a más 45.000 personas.
Según la historia, en 1717 el gobernador de San Pablo viaja a Minas Gerais con una gran comitiva y le pide a los pescadores que reunan la mayor cantidad de peces posible para darles de comer. Pero no consiguen pescar nada. Cuatro pescadores decidieron salir y navegar río arriba hasta que unos seis kilómetros río dentro sacaron una figura de cerámica cubierta de barro y sin cabeza. Al lanzar las redes, sacaron la cabeza y era la imagen de Nuestra Señora de la Concepción. Luego sí comenzaron a pescar y cumplieron con el gobernador.
Uno de los pescadores guardó la imagen en su casa quince años. Luego se mudó y regaló la imagen a su hijo e hizo construir un oratorio y colocó la imagen en un altar. Poco tiempo después se corrió la voz que la imagen era milagrosa y la capilla resultó insuficiente.
El 26 de julio de 1745 se inauguró en un morro un gran templo bajo el nombre de Nuestra Señora Aparecida. Francisco conoce bien el lugar. En el 2007, cuando entonces era arzobispo de la Buenos Aires participó de la V Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe (Celam), donde coordinó un documento episcopal que se señala como uno de los pilares para su papado. Son 268 páginas en las que la Iglesia hace una crítica sobre su estado y un duro diagnóstico sobre la política y economía de los países latinoamericanos.
La Basílica actual , con capacidad para 45 mil personas, fue construida en 1955, y fue consagrada por el Papa Juan Pablo II en 1980 y, cuatro años más tarde, la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil declaró oficialmente la basílica de Aparecida como el Santuario Nacional.
Construido en estilo neo-romántico, el templo tiene cuatro naves, formando una cruz. Es la segunda basílica más grande del mundo luego de la basílica de San Pedro en el Vaticano.
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