lunes, 1 de febrero de 2016

EDUARDO FERNANDEZ: La crisis económica no aguanta diferimientos.

Para la mayoría de los venezolanos, el causante de todos los problemas es el gobierno; por tanto, hay que cambiar al gobierno y hay que cambiarlo ya, inmediatamente.
Es más, se argumenta, con fundamento, que el gobierno actual no quiere ni puede asumir los cambios y las rectificaciones que la situación exige. No puede porque está muy débil, sobre todo después de la derrota recibida en las elecciones parlamentarias de diciembre. Y no quiere por razones ideológicas, ya que sigue prisionero de los dogmas contrarios a la empresa privada y a la apertura a inversiones nacionales e internacionales.
Efectivamente, se requiere un gobierno nuevo ya. La iniciativa para formar ese nuevo gobierno debería tomarla el propio presidente Maduro y para ello contar con el respaldo de su propio partido. Y además, procurar el respaldo de la Asamblea Nacional.
Ese nuevo gobierno tendría que ser, como lo reclamaba la Revolución Liberal Restauradora, con "nuevos hombres, nuevos procedimientos y nuevos ideales".
El problema de plantear como condición la salida del actual gobierno es que esa operación toma tiempo y supone una confrontación de la que saldrá un sector victorioso y otro sector derrotado. Y la solución de la crisis nacional requiere urgencia por una parte y unidad nacional por la otra.
La crisis económica no aguanta diferimientos. Cualquiera de los mecanismos previstos en la Constitución para salir del Presidente y de su gobierno, referéndum revocatorio o convocatoria a una constituyente o enmienda constitucional, requiere tiempo y confrontación. No tenemos tiempo y la confrontación es lo que menos nos ayuda para afrontar la solución de la crisis.
El nuevo gobierno debería entrar a funcionar en los próximos días. Debería convocarlo el propio presidente Maduro. Debería incorporar a la gente más competente del país en sus respectivas áreas. Debería contar con el apoyo de la Asamblea Nacional.
Y debería focalizarse en una agenda con tres puntos: primero, fortalecimiento institucional del estado democrático; segundo, enfrentar la crisis económica con medidas que ayuden a resolver el problema del desabastecimiento, de la falta de medicinas y de la falta de insumos para la actividad de la industria nacional; y tercero, una política social que permita atender las necesidades de los sectores más pobres.
Esta propuesta supone que todos los actores políticos pongan el interés de Venezuela por encima de sus intereses grupales o personales. Tengo conciencia de que no es probable. La alternativa sin embargo, la vamos a lamentar.
Se acaba el tiempo y se acaba también la paciencia de los venezolanos.
Seguiremos conversando.


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