Una obsesión peligrosa
Por Thomas Sowell Los medios de comunicación y el mundo académico viven obsesionados con los "diferencias" y las "desigualdades" en los sueldos. Como decía alguien, "no tiene sentido" que un ejecutivo gane 50 millones de dólares al año. Hace años, un famoso ensayo hacía hincapié en que nadie sabe cómo hacer un simple lápiz de grafito. Si no puede entender algo tan simple como la fabricación de un lápiz, ¿por qué debería sorprenderse de no entender las razones por las que unos ganan mucho más dinero que otros? ¿Se puede imaginar algo más peligroso que permitir que los políticos decidan cuánto dinero podemos ganar cada uno de nosotros? Pero cuando se introdujo el impuesto a la renta, a principios del siglo XX, solamente se le aplicaba a los "ricos" y era un pequeñísimo porcentaje de sus ingresos. Pero una vez que se abrieron las compuertas de semejante poder político, hemos visto cómo el impuesto a la renta no solamente se extendió mucho más allá de "los ricos" sino que también acaparó una parte importante de los ingresos de las clases medias. Dicho sea de paso, en Estados Unidos hizo falta una enmienda constitucional para permitirle al Gobierno federal la imposición de un impuesto sobre la renta. Aquellos que escribieron la Constitución norteamericana eran lo suficientemente sabios como para entender lo peligroso que sería permitirle al Gobierno que tomara el dinero del pueblo solamente porque el pueblo tenía dinero. Desgraciadamente, los "progresistas" fueron lo suficientemente tontos, o envidiosos, como para señalar con el dedo a los "ricos" como únicos objetivos de un proceso que inevitablemente se extendería a toda la sociedad y convertiría sus exigencias en insaciables. Hoy en día, los "progresistas" quieren extender aún más el control político a los ingresos. Lo llaman "justicia social" pero también podríamos llamarlo Rumpelstiltskin y seguiría significando que los políticos decidan cuánto dinero nos permiten tener a cada uno de nosotros. La palabrería grandilocuente sobre "justicia social" o "equidad" se reduce a ampliar los poderes a los políticos, ya que estas palabras tan hermosas no tienen una definición concreta. Son un cheque en blanco para crear desigualdades en el poder que empequeñecen las desigualdades de los ingresos... y que son muchísimo más peligrosas. Las obsesiones de los medios de comunicación y del mundo académico con las "desigualdades" económicas han alcanzado nivel internacional. Las noticias recientes proclaman que la mayor parte de la "riqueza mundial" pertenece a una pequeña fracción de la población. Vamos a analizar esto desde el principio. ¿Qué es eso de "la riqueza mundial"? Puede mirar en su guía telefónica, navegar por Internet o hacer investigaciones genealógicas: no hay ninguna persona que se llame "El Mundo". ¿Cómo puede un ser que no existe poseer riqueza? Son los seres humanos quienes poseen riqueza. Si logramos dejar de lado esas tonterías poéticas grandilocuentes sobre "la riqueza mundial", puede que tengamos alguna oportunidad de que se empiece a hablar con sensatez sobre realidades. ¿Quiénes son estas minorías de la población mundial que son dueñas de una mayoría de la riqueza mundial? Son la población de Estados Unidos, Europa occidental, Japón y unos cuantos países ricos más. ¿Cómo es que estas naciones en particular llegaron a poseer mucha más riqueza que las otras? Lo hicieron a la antigua usanza. O sea, produciendo la riqueza que poseen. Es como preguntarse por qué las abejas tienen mucha más miel que otras criaturas. La geografía por sí sola ha creado enormes desigualdades en esas oportunidades. ¿Cómo iban a cultivar piñas los esquimales o los beduinos aprender a pescar en medio del desierto? ¿Cómo hubieran podido los habitantes de los Balcanes tener una revolución industrial como la de la Europa occidental cuando los Balcanes no tenían ni la materia prima necesaria para ello ni una forma económicamente viable de transportarla desde otros lugares? Las desventajas geográficas de África podrían llenar un libro. El historiador francés Fernand Braudel dijo que "para entender al África negra, la geografía es más importante que la historia". Y las desigualdades geográficas son sólo la punta del iceberg. Innumerables culturas han evolucionado de forma distinta en distintos lugares, y entre pueblos distintos en el mismo lugar. Ninguna persona determinada controló este proceso y cada generación desarrolló la cultura en la que se criaron y que generaciones anteriores habían creado. Algunas culturas demostraron ser económicamente más productivas en determinados lugares y épocas y otras culturas demostraron ser económicamente más productivas en lugares y épocas distintas. En nuestra propia era, los efectos económicos de estas diferencias culturales a menudo empequeñecen los efectos de las diferencias en cosas como los recursos naturales. Los recursos naturales en Uruguay y Venezuela valen muchas veces más per cápita que los recursos naturales en Japón y Suiza. Pero la renta per cápita en Japón y Suiza es cerca del doble de Uruguay y muchas veces más que la de Venezuela. A nadie le gusta ver pobreza en un mundo en el que la tecnología y el saber hacer económico existentes podrían ofrecer a todos en todas partes un nivel de vida digno. Todo lo que hay que hacer es cambiar a las personas. ¿Pero alguna vez ha intentado hacerlo usted? La solución rápida es transferir riqueza. Pero más de medio siglo de "ayuda exterior" ha dejado un funesto historial de fracaso e incluso de regresión en países del Tercer Mundo. Algunos países han acometido por sí mismos los cambios que los han sacado de la pobreza y llevado a la prosperidad. En efecto, los países ricos de hoy vivieron alguna vez en la pobreza. Pero no lograron salir de ella con chapuzas rápidas o cediendo peligrosamente el poder a los políticos. Los periodistas, profesores universitarios e intelectuales en general que viven obsesionados con las "desigualdades" en los ingresos y la riqueza, por lo general no muestran ni el más mínimo interés en saber cómo se producen esos ingresos y esa riqueza en primer lugar. Les encanta redistribuir los ingresos y la riqueza ya existentes pero parecen desconocer completamente que la forma en que se haga eso hoy puede afectar cuántos ingresos y riqueza se producirán mañana. Por eso diversos esquemas de redistribución de riqueza probados en varios países lo que han acabado logrando es redistribuir pobreza. Los "progresistas" de los medios de comunicación, del mundo académico y de la intelectualidad aseguran estar interesados en acabar con la pobreza, pero la producción de más artículos es la única forma de acabar con la pobreza para millones de personas. Y esto no sólo puede lograrse, sino que se ha hecho ya en muchos países que alguna vez fueron muy pobres según los estándares de hoy. Pero la mayoría de los autoproclamados progres muestran un interés prácticamente nulo en historia económica o en economía en general. Incluso en Estados Unidos, la mayor parte de la gente no tenía un teléfono o una nevera a finales de los años 30. Hoy, la mayor parte de los americanos que viven por debajo del umbral de la pobreza no sólo tienen esas cosas sino que también tienen televisión a color, aire acondicionado, microondas y un vehículo motorizado. ¿Cómo pudo suceder? Incluso países históricamente golpeados por la pobreza como India y China, repetidamente azotados por hambrunas masivas, han cambiado sus políticas económicas en las dos últimas décadas, lo que ha sacado a una enorme cantidad de personas de la pobreza más desesperante. Aproximadamente unos 20 millones de personas en la India salieron de esa miseria en sólo una década y más de un millón de chinos sale de la pobreza cada mes. Sin embargo, ¿ha escuchado usted a algún intelectual progre explicar cómo ha podido producirse un cambio para bien tan impresionante? La pobreza y las disparidades económicas son las materias primas a partir de las cuales la izquierda política se fabrica un sentimiento de superioridad moral, arrogancia y poder político. Con ese trasfondo, es comprensible que se esfuercen en mantener vivo el tema de la pobreza, incluso cuando afirmen que quieren acabar con la pobreza jugando a ser caritativos con los pobres. Cuando usted compra un computador, la única razón por la que usted se desprende de su dinero es porque para usted el ordenador vale más que el dinero. Pero la única razón por la que alguien le vende a usted un computador es porque para él el dinero vale más que el computador. La diferencia de valor de la misma cosa para diferentes personas es el principio fundamental de las transacciones económicas.
Es exactamente lo mismo que cuando a Derek Jeter le pagan millones de dólares para que juegue de short stop en el equipo de los Yankees. Él gana intercambiando su tiempo y habilidades por el dinero que George Steinbrenner hijo le paga. Pero Steinbrenner también gana al pagarle a Jeter para que juegue de parador en corto porque eso le hace ingresar más dinero en entradas, derechos televisivos y otras fuentes de ingresos. En lo que a nosotros respecta, no es asunto nuestro lo que Steinbrenner le pague a Jeter. Eso es asunto de ellos. Si no lo entendemos, no hay razón por la que nuestra ignorancia deba influir en lo que sucede. Si Derek Jeter hubiera trabajado como un loco durante años para perfeccionar sus habilidades como jugador de béisbol, algunos podrían pensar que se merece ganar el sueldazo que tiene. Pero si hubiese nacido con ese talento natural y todo fuera fácil para él, entonces no se merecería una paga tan grande. Pero Steinbrenner no está pagando por los méritos de Jeter. Le está pagando por su productividad, sea con el bate o en el campo. Alguien que trabajara el doble pero que sólo fuera la mitad de bueno jamás conseguiría ganar el mismo dinero que Jeter gana. Muchos de los pobres del Tercer Mundo trabajan con más ahínco que la mayoría de norteamericanos pero, por una serie de razones, no producen tanto como los americanos. Ésa es la razón por la que esos países son pobres. Transferir la riqueza de 300 millones de norteamericanos y repartirla entre los más de 2.000 millones de indios y chinos no iba a servir de mucho. Pero posibilitar que haya cada vez más gente en India y China más productiva puede ayudarlos a ellos y a nosotros, como así ha sido. Las empresas multinacionales están entre quienes mayors mejoras de productividad han llevado a los países del Tercer Mundo y, por lo general, pagan mejores sueldos que las empresas locales. Pero los exhibicionistas morales, a los que les encanta la redistribución del dinero de los demás, se encuentran entre los más fieros críticos de las multinacionales. Una de las cosas más difíciles de saber es el valor de productividad de otra persona. Sin embargo, se oyen alaridos por todas partes porque a algunos se les paga "demasiado" y a otros "muy poco". ¿Pero quién puede estar mejor informado sobre el valor de lo que otra persona produce que aquellos que usan los artículos o servicios que esa persona suministra y por los que paga con su propio dinero? Las cosas tienen o no tienen valor según cada persona particular. Lo que estas cosas puedan valer para otra persona es irrelevante. ¿Cómo logró obtener su fortuna Bill Gates? No fue porque alguien decidiera cuánto valor tenía Bill Gates para la "sociedad", sino por las decisiones de innumerables personas por todo el mundo al evaluar si lo que Microsoft ofrecía valía la cantidad que Microsoft cobraba. Lo que todas esas ventas sumaron –los ingresos de Microsoft y la fortuna de Gates– no lo decidió nadie. ¿Queremos que el estándar de vida de nuestra propia familia quede a merced de los políticos? ¿Estamos tan consumidos por la envidia que arriesgaríamos eso para evitar que Gates gane "demasiado" dinero pagado por gente que voluntariamente compró los productos de Microsoft?
| |
No hay comentarios:
Publicar un comentario