Juan Carlos Chavez
jcchavez@elnuevoherald.com
Cuando el Buró Federal de Investigaciones (FBI) decidió incluir recientemente en su lista de los terroristas más buscados a una mujer que vive tranquilamente en La Habana, muchos se preguntaron abiertamente si el anuncio ayudaría a resolver un caso que se ha mantenido inalterable desde hace más de tres décadas.
El anuncio del FBI sacó a flote una espinosa y compleja discusión sobre el papel que juega Cuba para decenas de fugitivos de Estados Unidos. Según autoridades federales, congresistas y expertos familiarizados con el tema, al menos 70 prófugos de la justicia encontraron refugio en la isla, convirtiéndolo en una especie de santuario al otro lado del Estrecho de la Florida.
Desde secuestradores de aviones y asesinos convictos hasta traficantes de armas y estafadores al Medicare —el programa para ancianos y discapacitados financiado por los contribuyentes— muchos de estos fugitivos no solo han logrado evadir el peso de la ley estableciéndose en La Habana y otras ciudades. De hecho han recibido beneficios en la isla como cualquier otro ciudadano de a pie, incluyendo atención médica, tarjetas de racionamiento y vivienda, entre otros.
"Cuba sabe que esto molesta a las autoridades de Estados Unidos y es una situación que no cambiará. El gobierno cubano no ha hecho absolutamente nada para solucionar esta situación", dijo a El Nuevo Herald Andy Gómez, analista del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano Americanos de la Universidad de Miami.
Gómez añadió que en más de una ocasión ha escuchado de fuentes confiables que algunos convictos por fraude al Medicare siguen realizando sus operaciones desde la isla con el conocimiento de los funcionarios del gobierno cubano, explicó Gómez.
"Nosotros entrevistamos a un cubano que venía frecuentemente al sur de la Florida para recoger dinero en efectivo. Era un fraude al Medicare y el hombre regresaba a Cuba tranquilamente", dijo Gómez. "Esa persona no podía pasar por la aduana sin el consentimiento de las autoridades".
Estafadores del Medicare
En poco más de dos décadas, decenas de inmigrantes cubanos que fueron acusados de engañar y robar dinero de los contribuyentes al Medicare escaparon a la isla sin que las autoridades pudieran arrestarlos. La mayoría de los fugitivos nacieron en Cuba y emigraron al sur de la Florida a fines de los años 80.
Pero también hay una lista no menos importante de prófugos que quizá nunca antes en su vida tuvieron contacto con Cuba hasta que la situación los obligó a hacerlo.
Este es el caso de Joanne Chesimard, de 65 años, una extrovertida integrante de las Panteras Negras y el Ejército de Liberación quien hace cuatro décadas escapó a Cuba luego de ser condenada por matar con una frialdad espeluznante a un policía de carreteras de Nueva Jersey, en 1973.
Chesimard escapó a Cuba y obtuvo asilo político después de que tres pistoleros la ayudaron a huir de una prisión de mujeres en 1979. Desde entonces, funcionarios estadounidenses, el FBI y la oficina del Procurador General de Nueva Jersey han fracasado en sus intentos de conseguir que el gobierno cubano entregue a Chesimard, quien se hace llamar ahora Assata Shakur.
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